APUNTES DE VIAJE
Los últimos viajes de Rugby Infantil mostraron, entre un cúmulo de impresiones positivas respecto a la calidad y cantidad de jugadores y entrenadores, a la conducta general de los niños, a la grata recepción de nuestros anfitriones, al nivel de juego que el Club pudo cotejar con clubes de “cartel” de Provincias deportivamente más poderosas que la nuestra, y ante quienes nuestros equipos, siempre con la óptica de la mesura y la objetividad, disputaron de igual a igual, otros aspectos que debemos corregir imperiosamente.
Yo voy a contar como eran nuestros viajes en los inicios de las giras de RI, a principio de los años 80.
El viaje se venía palpitando semanas antes con una ansiedad creciente por parte de los jugadores, familias, entrenadores. Los colectivos, no eran los actuales, aunque a pesar de sus limitaciones, llegaban. A veces un poco más tarde, eso sí.
Solía suceder que había que restringir la cantidad de jugadores que pudieran viajar, porque la recepción era con números acotados y fijos y no podían viajar todos.
El día de la salida, el club era un hervidero, mezclándose padres, bolsos, chicos que viajan, hermanos que no, entrenadores, amigos, dirigentes, etc.
A la hora de subir, comenzaban las despedidas, muchas veces lacrimógenas, con millones de recomendaciones de los padres para que los entrenadores cuidaran de sus hijos, que la casa donde van, que si comen en el viaje, que toma este remedio o es sonámbulo, etc. Los colectivos solían tener ventanillas que se abrían y por ahí asomaban las caras y se tocaban las manos, padres y niños, hasta que por fin los micros arrancaban, algunos padres llorando, algunos niños llorando y los entrenadores comenzaban con la batalla de acomodar, aquietar, retirar objetos absolutamente inverosímiles de las mochilas (pasta dental, marcadores, tijeras, desodorantes en aerosol, serpentinas sintéticas de carnaval en julio!!!!??, etc), cerrar las ventanillas de los calurosos, consolar a los mas angustiados, contestar 1832 pedidos de ir al baño, hasta que, por ejemplo en Cinco Saltos, ya algunos que lloraban se dormían, otros ya se habían comido la mitad de las viandas, (que vomitaban exitosamente en Catriel), y luego de algunos combates, todo el mundo terminaba rendido, durmiendo en patas y hechos un bollo, en cualquier asiento menos el suyo (Nota de la Redacción: es indescriptible el olor del colectivo) . Al otro día, con la luz se despiertan los que se durmieron temprano y empiezan a molestar a los que se acostaron bien tarde y vuelta a empezar:”puedo ir al baño?” ganador absoluto, “cuando llegamos?”, “cuando comemos?” “estoy aburrido”, “no encuentro las zapatillas” (en ese revoleo uno perdería hasta un Fiat 600), “no tengo lugar”, “donde estamos” (en un micro, nene) etc. Podrán observar que parecen ser todos huérfanos. O casi todos.
Al llegar, gran revoltijo y gran repartija, un pibe nuestro con un pibe anfitrión, como era y sigue siendo la costumbre en el Rugby Infantil del País. Teléfonos de mamás y papás, recomendaciones a los padres anfitriones, saludos y a otra cosa.
Los niños mas huérfanos que antes.
Pero aquí venía la verdadera prueba para el niño, ya que mientras viajó, de alguna manera estaba con su manada conocida, con sus entrenadores, y compañeros en el mundo íntimo y acogedor del colectivo. Ahora debe enfrentar un territorio nuevo, con gente amable, cuidadosa, que lo atiende, pero desconocida.
A veces solía suceder que un niño no se encontraba a gusto, extrañaba a su familia, y los padres nos llamaban a los entrenadores para resolver el problema, lo cual en la mayoría de los casos se resolvía con una visita a la casa. Esa es nuestra responsabilidad, sin ninguna duda, y los entrenadores la asumimos. Los padres mientras tanto, a la distancia, con la información necesaria para su tranquilidad. En mis años de viajes con RI, recuerdo contadas con los dedos de una oreja las oportunidades en que hubo que recurrir a un llamado a los padres en Cipolletti porque nuestra intervención no fue suficiente. Que fue de los niños que generaron esas situaciones? Todos fueron o son jugadores del Club, algunos hoy son entrenadores y viajan con los niños y algunos de ellos, traen a sus hijos para que viajen.
En fin, que tan malo no fue.
Al día siguiente, otra vez reencontrarse, partidos de Rugby, contarse las aventuras individuales o en conjunto en las casas de familia, jugar hasta hartarse y la ansiedad por volver a la casa receptora para seguir disfrutando la atención de las familias anfitrionas. Y portarse de tal manera que sus padres dudan que los merecedores de tantos elogios fueran los sabandijas de sus hijos.
Al final, tres días después la vuelta a casa y el reencuentro con los padres, las familias, la posibilidad de no ir al colegio ese día, y contar lo buena que estaba la Play del pibe que los alojó.
Los entrenadores a tomarse algo para la voz, que la perdieron en el colectivo, y dormir por lo menos 3 horas seguidas.
Que cambió hoy?
La ansiedad es la misma.
La salida sigue siendo un hervidero.
Los colectivos son mejores y las ventanillas no se abren, pero a veces también demoran un poquito. Sigue estando el mismo olor.
Los pibes siguen contrabandeando lo mismo que hace treinta años.
Pero hay celulares. Los chicos tienen celulares.
Salen los micros y ya en Cinco Saltos llamaron a su casa, en Barda del Medio llevan tres llamados, en 25 de Mayo 14 veces y ya empiezan a quedarse sin baterías o sin saldo, en la primer parada buscan desesperadamente un enchufe para cargar las baterías y cuando llegamos a destino, vuelven a comunicarse diciendo que llegaron, cosa que la madrina o padrino de la división avisó y los entrenadores también. Y pasaron solamente 11 horas, y seguimos estando en la República Argentina.
Cuál es el tema?
Los niños, merced a esa hiperconectividad de que alguna vez hablò Camilo Ciruzzi, NUNCA, terminan de desconectarse con su casa y conectarse con la nueva realidad que enfrentan, entonces dicen “pido gancho” y hablan con sus padres, demostrando una angustia que no tiene real sustento y mucho, mucho, de capricho.
Y disculpen Ustedes si soy duro con estos conceptos, pero la experiencia eso es lo que nos indica. Porque al otro día, una vez superado el momento, están más que fascinados con el lugar donde están y de las lágrimas ni me acuerdo.
Es que mientras los chicos tengan “back up” (usando neologismos cibernéticos, que tanto le gustan a Chaco), es decir un lugar cómodo adonde recurrir, eso sigue sucediendo.
Cuál es la consecuencia?
Si el niño se empecina, y sus padres lo apañan, los entrenadores poco podemos corregir, y termina, como ha sucedido, un niño de 10, 12 años alojado con los entrenadores en su habitación en un hotel, lo cual es totalmente antinatural y pernicioso. Que tiene que hacer un niño durmiendo en un hotel con adultos? Por más conocidos que sean. Que mejor lugar que una casa de familia, con niños de su edad y gente que lo protege?.
Como efecto colateral, el entrenador responsable queda convertido en guardería de un niño.
Sres. Padres, necesitamos su acompañamiento, su confianza, no su boicot, y si tienen serias y concretas dudas sobre si su hijo y Uds. pueden superar esa separación temporal, no lo manden de viaje, porque sufre todo el mundo.
Y los niños no crecen.
Entendemos las dudas que una llamada angustiosa a 1200km genera pero confíen en la capacidad de resolución de los entrenadores y no interfieran con ellos a menos que ellos mismos lo requieran.
Porque también son padres y han viajado y tienen experiencia y porque hemos sido testigos de niños que estando bien se angustian al recibir de sus padres llamados pesarosos, porque muchas veces los que no superan la separación son Uds.
Todo siempre fue bien en los viajes?
No, los entrenadores nos hemos equivocado, hemos tenido inconvenientes de todo tipo, y no siempre creados por la familia anfitriona, a veces fueron nuestros propios niños los generadores de problemas, discordias o malos comportamientos, de la misma forma en que ha sucedido cuando nosotros recibimos delegaciones y ante esas dificultades nos fuimos superando y aprendiendo.
Pero hace treinta y ocho años que Marabunta viaja con delegaciones de RI y les aseguro que estas giras son realmente valiosas y positivas.
DR
Cipolletti, mayo de 2017.