Compartimos la pasión, a los dos lados del río
El sábado 2 de septiembre se jugará una nueva edición del clásico del Alto Valle y nada menos, que para definir las semifinales de la Copa de Plata del torneo Cuyano.
Los que alguna vez lo han jugado tanto de un lado como del otro, aseguran que es el partido más esperado. Mucha emoción y adrenalina. Y por supuesto la tribuna no se queda atrás.
Sumamos algunos testimonios de ex jugadores que la vida y las pasiones familiares los han llevado a usar ambas camisetas.
Transmitir los valores del deporte más allá del color de la camiseta que cada uno esté usando es responsabilidad de todos, como club, como entrenadores, jugadores y padres.
Andrés Kubli, es el actual president de NRC, tiene un pasado en el hormiguero, luego de que “Indios” se disolviera el Potro Lopez Reale, lo invitó a jugar para Marabunta en un torneo en Bahía Blanca, junto a algunos otros. A su vez, tiene 3 sobrinos que son jugadores y fanáticos del verde Tomy , Joaquin y Nacho Guericagoitia.
Con su padre siempre quisieron que los chicos jueguen al rugby, y los sentimientos de que lo hicieran en el clásico rival, son encontrados, pero prevalece la felicidad de que amen el juego y aprendan y se diviertan.
“Para todos, es bueno que cada uno tenga su corazón en un club, un color, una camiseta, pero saber que con el que nos toca jugar enfrente cada fin de semana es un cmpañero y que sin él no lo podríamos hacer. Sí quiero ganarle, sí quiero ser campeón, pero siempre respetándolo y respetando su club. Con Marabunta existe una rivalidad especial y es un clásico desde siempre y ojalá siga siéndolo, pero nunca nos olvidemos respetarlos como pares que son.
Para los que juegan este sábado, espero que sea un muy lindo partido, leal y limpio … y que gane … el mejor.”
Diego Manson, actual responsable del Alto Rendimiento de la UAR, y viviendo en Buenos Aires, hincha de corazón del Azul, pero con inicios en Cipolletti. A los 5 años, su familia vivía en el barrio 12 de Septiembre y su padre y su tío el “Gringo” los llevaron a él y a sus hermanos José, Adolfito, y Eduardo, junto con sus primos a jugar al rugby en Marabunta.
A sus 10 años, se mudaron a Neuquén y su camiseta dejó de ser albiverde. Jugó muchos años en NRC, el club del que es hincha, y ahora que está lejos, extraña con toda el alma.
“Tengo muchísimas historias de clásicos, como jugador, como entrenador de la primera de mi club y como hincha.
Pero lo más lindo que me ha dado el rugby son amigos de los dos lados del río. Empezando por mis primos, Juan y Santiago en MRC y tipos como Norberto Arpajou, que es como un padre para mi, del lado de NRC, entre muchísimos otros.
Somos una familia que representa el clásico, algunos en NRC y otros en MRC, pero siempre lo vivimos como una fiesta y de manera muy especial. En los asados familiares solo se habla de rugby.
Estando lejos pienso en la fiesta que se viene el sábado y me encantaría estar ahí para disfrutar de un con amigos y quedarme en el tercer tiempo, charlando con Fer Garuti y Mariano Santos, ambos entrenadores del plantel superior de NRC y MRC, y muy amigos míos.
Mi vida en el rugby y en ambos clubes está plagada de recuerdos espectaculares, con mis viejos siempre presentes. De viajes increíbles, y principalmente, de amistades.
Espero que sea una fiesta y que todos la puedan disfrutar, como lo que es, un partido entre dos clubes amigos.”
El “Flaco” Parra, fue 9 temporadas parte del plantel superior de primera del Neuquén Rugby club, arrancó a jugar a los 24 años, y no se arrepiente de haber tomado la decisión que le dejó tantos amigos. Pero una vez más, ya más grande, la vida lo llevó a vivir a Cipolletti, y sus hijos desde siempre, se pusieron la hormiga en el corazón, uno es actualmente parte del Plantel superior y otro en M18.
“He pasado por victorias, derrotas, ilusiones y frustraciones, por un sinfín de sentimientos de distinto calibre, pero al final siempre quedan los amigos, los compañeros de equipo, la enorme satisfacción de haber jugado y los adversarios (al otro lado del rio), recordando siempre que sin estos últimos no se puede disfrutar del juego.
Hoy, más de 30 años después, sigo esperando el fin de semana, para tener mi día de partido, para saludar a los ex compañeros y a los ex adversarios, y para verlo con las mismas ganas que cuando estaba dentro de la cancha, pero con un condimento especial, los que juegan son mis hijos.
Por todo ello, y ahora como espectador, digo: cuidemos estas cosas que nos liberan del estrés de la vida diaria y nos sumergen en un mundo de sensaciones fuertes pero positivas, bajemos la agresividad, practiquemos el respeto, demos el ejemplo sobre tantas cosas dichas y escritas, llevemos el rugby a su máxima expresión, aunque hoy en el seno de mi familia las camisetas sean de distinto color. Abrazo de forward!!”