ENTREVISTAS

Juan "Pato" Pagano

«El rugby es un sistema de vida»

Juan “Pato” Pagano, es historia viva de nuestro club y del rugby del valle, nos recibió junto a su esposa Lita y en esta entrevista íntima cuenta anécdotas que son parte fundamental de los inicios de Marabunta.

Gracias por abrir su casa y su memoria para que los más jóvenes sepan que no siempre hubo pasto en las canchas…

No se lo pierdan, no tiene desperdicios.

 

-El protagonista arranca la charla, por el principio de la historia como se debe. Pongo a grabar, y recibo un café y budín de parte de Lita, me dedico a escuchar con atención-

Para llegar al club Marabunta antes hay que pasar por el club Cipolletti (fundador de la Unión de Rugby del Alto Valle en 1959).

Por el año 1957, éramos un grupo de adolescentes que estuvimos ahí, incursionando en el rugby, nos prestaban la cancha vieja de fútbol hasta el 59 o 60.

Cuando nos fuimos con los arcos, que era todo nuestro capital, rodamos y rodamos por distintos terrenos que nos fueron prestando, pero siempre con voluntad y esfuerzo. En el año 65, nos abrazó el club San Martín, ahí jugamos un año y después la Unión de Rugby nos aceptó como Marabunta Rugby Club, que ya tenía el nombre pero no había nada oficial. Y seguimos rodando 66, 67 jugábamos, no jugábamos, éramos poquitos, pero siempre la intención era seguir juntos. Y seguimos juntos. El club creció en forma discontinua y con mucha velocidad para lo que era la época, y cuando finalmente conseguimos las tierras donde estamos ahora, ahí en el paraje Pichi Ruca, el año 1970 se funda el club en forma oficial, y desde ahí empezó un crecimiento sostenido hasta lo que es hoy.

De las personas de esa época, creo que el único vivo soy yo. No hay ninguna medalla para eso, pero me parece que no queda nadie, Badillo que es dos años menor que yo, fue el primer presidente del club, y desde entonces el crecimiento ha sido sostenido hasta el día de hoy, que está nuestro querido amigo Facundo Bancora.

Fueron años maravillosos donde logramos lo que queríamos, que era tener un club propio, fue una lucha continua con la municipalidad hasta que lo conseguimos. Después fueron llegando otros presidentes, con sus más, con sus menos, con sus marchas y contramarchas y hoy es el club que ustedes están disfrutando y nosotros también por supuesto. Que para la sociedad es algo extraordinario, porque está cumpliendo un rol social muy importante. Hay muy pocos clubes que tengan tanta gente joven como tiene MRC, es una cosa que llama mucho la atención, inclusive llama la atención el crecimiento que ha tenido. Porque convengamos que han sido épocas siempre difíciles para las instituciones que no tienen relación con la recaudación de dinero sino que son sin fines de lucro.

 

-¿Recuerda si se organizó algún festejo cuando lograron instalarse en el Pichi Ruca?

Yo creo que era tanta la emoción y tanta la alegría que teníamos, además de que éramos tan poquitos que la fiesta era una mesa con 10 tipos. Ojo esa es la realidad, no había más que eso, estaban los que jugaban, que nunca eran 15 porque siempre faltaban, algunos que acompañaban que eran los amigos incondicionales, que así uno fuera cualquier cosa estaban siempre al lado tuyo. Conseguimos las tierras y después si hubo un crecimiento con la juventud, con chicos que venían a juveniles, la división inmediata inferior era 4ta división 18 años y después la primera, no había nada para abajo. Así que la verdad todos los días eran de fiesta.

Así que no tengo recuerdo de fiestas de aniversarios como ahora, pero sí hicimos una fiesta de cumpleaños del club, y con esto que voy a decir creo que se van a enojar algunos. Hicimos una fiesta que creo que fue la mejor que se hizo hasta ahora. Fue donde está el colegio, con la orquesta del Cholo, Juan Carlos Perego, hasta 6 y media de la mañana, donde los músicos pedían que por favor nos fuéramos. A las 3 de la mañana se sirvieron sopas, calditos, había kioscos, fue la mejor de todas… hasta ahora!

 

-¿Cómo fue la puesta en marcha una vez conseguidas las tierras?

Cuando recibimos esas tierras, eran unas chacras de viñas y la alegría fue nuestra al sacarlas para hacer la cancha, sacar los muertos de cemento donde antes se ataban las viñas, poder hacerlo con nuestras manos era único, pasábamos el tractor con el arado, sembramos la cancha; hoy no está entre nosotros, pero el Potro López Reale, plantó toda la alameda del frente de la calle Mengelle, con sus propias manos.

El vasco Izaguirre, se levantaba a las 2 de la mañana a regar la cancha que estaba recién sembrada, porque se regaba por manto, 2 de la mañana salíamos con nuestras mujeres a tomar un café e íbamos allá a regar. Todo hecho por nosotros, no era llamar y contratar, había que ponerle el hombro.

Y bueno a veces los viejos nos ponemos bastante pesados cuando pedimos a los más jóvenes que alguna vez echen una mirada hacia atrás, de que no estaba el agua caliente, ni el pastito, ni el quinchito, no había nada y se fue haciendo.

Creo que todo ese esfuerzo decantó en que lógicamente después MRC, se destaque por ser un gran anfitrión de cualquier institución que nos visite, sea Australia como vino en el 87, Japón, las finales del campeonato argentino con todos los Pumas, o cualquier equipo del interior del país, se lo recibe con mucha calidez, eso es un gesto que tiene Marabunta, ser solidario y ser buen anfitrión, con todo lo que nos costó, queremos invitar a todos a nuestra casa.

 

-¿Con respecto a recibir invitados quiere contarnos alguna historia en especial?

Me acuerdo de cuando vino Australia en el 87, no me tocó jugar porque yo ya era grande, pero vinieron 40 personas. Llegaron acá porque córdoba los rechazó, venían de hacer una gira por Buenos Aires y Mendoza, Córdoba dijo que no porque era un día de semana y le preguntaron a la unión de acá si podía recibirlos. Y con Jorge Izaguirre, irresponsables como éramos, dijimos que si, nuestro club lo va a hacer y fue un enorme trabajo en conjunto de todos los que formábamos parte Marabunta.

Nadie creía que lo podíamos hacer, era el seleccionado de Australia con 40 personas en los mejores hoteles de la zona, con colectivos de alta categoría, con restaurant, más el seleccionado de Mar del Plata, que jugaba con el seleccionado de acá, más el seleccionado del Interior que jugaba con Australia. O sea que en total eran 70 u 80 personas que había que atender, más todos los dirigentes de la unión argentina de rugby, con sus mujeres. Más el periodismo especializado que vino de todos lados, y había que atenderlos bien. No se podía fallar. Para los regalos había mil botellas de vino con la etiqueta del evento, había cosas de artesanías de la cordillera para entregarle a cada uno de ellos, almuerzos y cenas. Fue una fiesta de 4 días que no fue desgastante… fue terrible.

Fue un miércoles y la noche anterior empezó a llover, nos preguntaban en el hotel donde estábamos los dirigentes, qué iba a pasar, no sabíamos ya estábamos en el baile. A las 4 de la tarde paró de llover, cuando entró Australia a la cancha fue una alegría para nosotros, yo no se cuanta gente había, unos dicen que había 3mil personas, otros 1500, no lo se, pero era un mundo.

Ahora el valor de esto, no es que vino Australia, es que el club Marabunta, apareció en todas las revistas especializadas del mundo, porque era Australia, que había jugado el campeonato del mundo y vino a jugar a MRC.

Mi hijo que estaba en Nueva Zeleanda, me mandó un recorte de los diarios de allá donde decía que estaba Australia jugando acá. Fue un esfuerzo terrible, no te puedo decir, pero como salió en todos lados, tanto trabajo tuvo como recompensa extra, toda esa propaganda.

Ese evento le dio un espaldarazo al club, muchísimos chicos se sumaron y la gente también. Además le quedaron cosas al club, como todo el alambrado olímpico y las tribunas.

Después vino la selección Nacional de Japón, eso fue muy bueno porque todo se hizo en nuestro club, el partido, la cena, el tango que a los japoneses les encanta, el intercambio de corbata y banderines, eso fue muy lindo también.

Después del éxito que tuvimos con Australia preguntaron, ¿quieren que venga Japón? … por supuesto, venga Japón!!! Nos lo ofreció la UAR y le dijimos que si, pero aparte del juego, la interrelación entre dos culturas tan diferentes, a través de intérpretes, comer con ellos compartir con ellos, fue muy lindo.

Eran épocas de esplendor para el rugby, había venido Canadá que jugó en Roca, y después vino Bélgica que jugó en Neuquén.

 

Acota Lita: Les dimos la comida tradicional de acá, quedaron fascinados, las chicas de hockey, las que serían ahora las veteranas, ayudaron a servir la mesa, trabajaron mucho, junto a chicos de unas divisiones menores. Recién inaugurado el quincho nuevo, no sabés que fiesta hermosa.

Por ahí debe andar la corbata (Lita señala un cuadro con muchas corbatas de diferentes equipos), la celeste, esa es la de Japón. Que se la cambié a un jugador por un collar de perlas. Yo le di, un collar de perlas, que era una bijouterie, pero se veía importante, y uno de los jugadores bien gordito, yo le decía… quiero tu corbata, todo esto con señas, y el me hacía señas de que quería mi collar, así que se lo di, se puso el collar¡ y me dio la corbata!

Ahí están todas las corbatas que nos regalaron y le regalaron a él y esa quedó ahí, pero la conseguí yo!

 

-Sobre el rugby como filosofía de vida…

El rugby tiene una particularidad, que es un deporte de puertas abiertas, nadie te pregunta quién sos, ni de donde venís. En aquella época estábamos tan deseosos de que haya jugadores de rugby, que venían y a veces pasaba lo que pasaba, que llegaba gente no tan buena. Después es verdad que el rugby tiene sus anticuerpos para que esto desaparezca, porque nos conocemos todos, entonces con agarrar el teléfono alcanza.

Creo yo, estoy seguro de eso y se lo discuto a cualquiera… el rugby es un sistema de vida, no es un deporte como cualquier otro, tiene un montón de aristas que otros no tienen.

Primero hay valores que son innegociables, a pesar de que a veces pareciera que si, pero el respeto, compañerismo, solidaridad, ser embajador en cualquier parte que vayas, por el sólo hecho de ser jugador de rugby, son cosas que se heredan del padre, del abuelo, y seguir estando en el club, el padre, el abuelo y el hijo, no se da en muchos deportes. Yo estoy comiendo en Marabunta y anda mi nieto dando vueltas por ahí, que es lo que pasa con el vasco(Izaguirre), que tiene los nietos ya en el club.

Después el sólo hecho de que se le de mucha importancia al rugby infantil, pero darle bola de verdad, de que esté atendido por tipos capacitados, por gente idónea que conozca a la pelusa las reglas del juego y las otras, no se da en todos los deportes.

El rugby es el juego de los jugadores, no hay otra cosa, mañana puede venir un cataclismo y si quedan los arcos parados, poné la firma que va a haber 20 tipos jugando al rugby. Porque no les importa si no hay sponsors, no importa nosotros vamos a jugar igual, no hay réferi, arbitrá un ratito vos y otro ratito yo. Después apareció lo que apareció ahora que se agrandó, aunque igual se mantiene la filosofía, todavía muy marcada en el rugby profesional.

En Europa el rugby es profesional y se mantiene la filosofía, pero Argentina es el único país del mundo donde perdura el rugby de club, no hay otros países, es tu casa el club. En Inglaterra los chicos que juegan al rugby son de los colegios, en Francia lo mismo, en Nueva Zelanda, no hay rugby de club, vienen de afuera mirar como es, no entienden ellos que sea amateur. Salvo ahora esos 100 jugadores que están ene se programa para el rugby internacional, que se ha hecho muy bien, mientras el rugby de club sigue creciendo, porque es el juego de la familia.

El rugby argentino tiene casi la misma edad que el rugby del mundo, 130 o 140 años, gracias a los Ingleses que yo los quiero mucho, ellos dejaron su marca acá en el BAC (Belgrano Athletic Club), que es el club fundador, de la UAR. Estaba ahí la estación Belgrano del ferrocarril.

Y lo insólito que a pesar de lo lejos que estamos de las potencias, estamos a la par, es el único país que a pesar de estar de este lado del planeta está a la par de rugby internacional. Ni Brasil, ni Bolivia ni Perú ni nadie, Argentina adoptó al rugby de tal manera con los ingleses, que se metió. Estamos muy lejos de ellos y así y todo….

El rugby de club es nuestra génesis, no soportaríamos otra cosa. Cómo hacés vos acá para pagarle a un entrenador, a los jugadores, no se puede es imposible. Y llegamos a esto gracias al papel que hicieron los pumas desde el año 65 en adelante, y se llegó a esta solución que es salomónica, acá hay 100 que se les paga, y acá hay 70mil que juegan. Acá eso no se va a perder, acá no va a llegar el rugby profesional en los próximos 100 años, no creo, porque la esencia que tienen los clubes está muy arraigada. Y nos permite jugar igual con las grandes potencias con este sistema.

 

-Cómo ve la actualidad del club

Velozmente arranca respondiendo Lita: Lo vemos ahora en MRC lo que es, hay matrimonios jóvenes que van al club con los chicos y es lo que hacíamos nosotros desde antes de casarnos, desde el inicio del club. Él se iba temprano y yo agarraba la canasta y los dos chicos míos. A las 10:30hs. íbamos al club y nos quedábamos hasta las 10 y media de la noche, todos los sábados de Dios. Y nadie se quejaba, porque los chicos venían muertos y así como llegaban se acostaban y al otro día si había actividad volvíamos a ir.

Marabunta era nuestro quincho, lo hablamos en los almuerzos de los sábados con los veteranos; el reconocimiento a los tipos que hicieron el club, tiene que ser permanente, no que te vengan a rendir pleitesía, que te den una medalla, no nada de eso, simplemente este trato que hay ahora, que hace unos años atrás no había. A los viejos tenerles un respeto y agradecimiento, por lo que se hizo, porque ahora los chicos disfrutan como nadie.

Yo te aseguro que hemos dejado la vida y algo más en ese club, personalmente yo que soy el más viejo que queda dando vueltas, y estoy chocho de poder ir al club todavía y estar con generaciones más nuevas, Cerri, Solari, Martín, etc. todos esos chicos que los vimos crecer en el club y ahora son hombres casados con hijos. Todo eso es muy agradable para un tipo que ya está en la última etapa de su carrera. Ya es la tercera generación de hormiguitas que andan por ahí dando vueltas.

Y después recibir, gente que sigue llegando de afuera, y que siga creciendo, es uno de los pocos clubes que tiene tanta gente joven metida ahí adentro. Yo te digo, voy los sábados cuando está en pleno auge el rugby infantil, y me da hasta miedo entrar con el auto.

 

-¿Por qué decidió escribir el libro “Rugby, historia de una pasión”? 

El libro está hecho con mucho cariño y respeto, y fue hecho por la sencilla razón de que yo, antes de morirme no podía dejar pasar la obligación de hacerles un homenaje a los que hoy están muertos pero dejaron encendida la llama de este juego, pero sobre todo lo escribí como un recordatorio para los más chicos, que sepan de donde vienen.

Que sepan que a pesar de las cosas que pasaron, que no había jugadores, noches de invierno de 7 grados bajo cero, los tipos entrenaban y se reunían para hacer la unión de rugby, hombres grandes con familias que seguían y seguían.

Y cuando nosotros empezamos, la ciudad de Cipolletti tenía 10mil habitantes, y vos traías el rugby acá que no sabían ni que era, nadie sabía. No había TV, no había información, por ahí veían una película de fútbol americano, y ahí decían ahh la pelota ovalada!. En Roca eran 10mil habitantes, Allen 5mil, Neuquén 12mil. Hoy tiene 300mil habitantes, así que si hacés ese viaje 60 años atrás, era algo que nadie conocía, iban a jugar tipos con cuchillos, y las canchas eran manzanas peladas, una en Allen estaba enfrente de la comisaría, no había agua, había una canilla pública, y ahí nos limpiábamos un poco para ir al tercer tiempo. Nos íbamos en el tren que pasaba por acá (Cipolletti) a las 13 y llegaba a las 15, jugábamos y a la vuelta nos volvíamos caminando por adentro, por la ruta chica.

Iba gente con cuchillos, claro si no sabían lo que era, pensá que eran 30 tipos que por ahí se pegaban, no habían jugado nunca a nada, tipos que habían sido echados del fútbol, del básquet. Tipos grandes contra chichos chicos de 16 o 17 años. Te pegaban te cagaban a patadas y los tipos que manejaban esto que eran dirigentes, árbitros entrenadores todo a la vez, jugaban y el martes se volvían a reunir para organizar la fecha de la semana siguiente.

A mi el rugby me apasionó me atrapó, Yo estaba becado para hacer gimnasia en grandes aparatos en GEBA y cuando le dije a mi viejo que no iba a ir, que me iba a dedicar al rugby casi me mata, dejé eso y me dediqué a esto.

Entonces decidí que los más chicos tenían que conocer esa historia y la forma fue en un libro.

Es una historia maravillosa porque se instaló algo que nunca nadie lo había traído y no se sabía si iba a fracasar o no, no es que vinieron a jugar al básquet a al futbol, o a boxear, no, vinieron a jugar al rugby. Esto fue salvando las distancias la conquista del oeste, porque no había nada.

Tengo un recorte del primer reportaje que se hizo sobre rugby en el diario de acá y es muy gracioso, ver lo que pensaban hace 60 años. A mi me enseñaron a jugar me dibujaron con un palito en la tierra una cancha y me dijeron esta es la cancha, ¿y qué más? Pregunté…Y hay que pasar la pelota para atrás. Y bueno, tipos que habían jugado en la universidad, que se recibieron y se instalaron acá. Jugaban con unas panzas enormes, pelados de 35 años llenos de mañas. Y jugaban contra chicos de 16 o 17 años. Y fue y fue y fue y hoy en día es esta realidad.

Es irrenunciable, innegociable como llegó el rugby a esta zona, porque era nada, nadie sabía nada, no había nada. Y estos tipos que los veías que venían de su casa, diciendo vamos a seguir, vamos a seguir. Y nosotros al lado, viendo que crecía y crecía.